Wednesday, June 28, 2006

LO QUE QUIERO HACER ("SEX ORGANS")

A veces lo que promete ser una semana intrascendente se convierte en un momento decisivo. He descubierto--o confirmado--que podría dedicar toda mi vida a hacer cine, contar historias, y sentirme completamente satisfecho. Parece increíble (pues toda mi vida he dicho a lo que me quiero dedicar) pero así sucedió.
Un sueño se convirtió en realidad brutal, en acción, en luz., en historia.
El primer día de filmación (sólo yo y dos pedazos de Play Doh) conseguí, trabajosamente, rodas las escenas de la 1 a la 6. La séptima me llevó tres tomas y una desvelada hasta las cuatro de la mañana, y en ningún momento sentí que lo había conseguido (problemas de actuación por parte de la plastilina y mala coordinación de mis manos).
Ayer, ya tarde, pues la locación exige ser nocturna, sólo me dediqué a conseguir la escena número 7 (otras cuatro tomas), y la última fue la definitiva, aunque creo que en la esquina inferior izquierda puede verse mi mano moviendo e muñeco. No es tan malo, ues el resto se desliza con credibiidad. Tenía que bañarme y cenar, así que di por concuido mi trabajo.
Hoy atardece. Mi cuarto tiene persianas negras, así que ya puedo continuar la filmación. En total son 31 escenas, así que es muy iluso de mi parte creer que sólo me tomará esta semana. En cuanto a la edición y musicalización, se pierde en el futuro lejano.
Lo más difícil (de este proyecto, que no me quiero perder en los insondables abismos de mi futuro adulto) apenas está or llegar, y lo mejor es que no me siento abrumado sino, más bien, algo entusiasta. Podría hacerlo todos os días, mover muñecos y grabar, escribir guiones chafas con cierto encanto barato, y moriría con una sonrisa de oreja a oreja.
Todo a mi alrededor es furia y frustración: leo un blog lleno de mentadas de madres, otro críptico en su melancolía. En la tele puros desprestigios políticos y series que no hacen más que gastar fórmulas. En la cale miradas de enojo, gritos de frustración, violencia verbal y aquel chico que está hundido hasta el cuello en la pesadilla preparatoriana.
Bueno, mi conclusión es que resulta injusto que uno viva ara sentirse mal. Por eso prometo llevar este proyecto hasta e final, y apenas o termina empezaré el siguiente (se llama "Quiero ser una supermodelo adolescente", protagonizada por una Skipper belindezca y una Barbie ultraconservadora).
En cuanto mis preocupaciones de la vida diaria, ya hay una menos: pasé por alto que adelantaron la marcha del orgullo lésbico.gay una semana. La siguiente preocupación es votar, aunque estoy seguro de lo que haré al respecto.

Tuesday, June 27, 2006

MHM-MHM-MHM

L. ¿Y cómo estuvo?
E. Muy bueno, mejor que la semana pasada. La semana pasada salí asqueado de tanta cochinada.
L. Me alegra que te haya gustado, aunque no lo vi bien.
E. Es un maestro de matemáticas. Le dije que me gustaban las matemáticas.
L. Qué rico que fuera un maestro.
E. Luego me preguntó si me había portado mal y le dije que sí, que he sido muy malportado. "¿Me vas a castigar?" Y dijo que sí. "¿Qué me vas a hacer? ¿Me vas a nalguear por portarme mal?", y entonces me soltó na nalgada y le dije que me diera otra y luego otra. Después salimos del cuarto porque hacía mucho calor.
L. Parece una película de Playboy.
E. Sí... Creo que veo demasiada pornografía.

Monday, June 19, 2006

UN GOLPE EN EL OJO

Nunca me gustò el futbol. Fue la principal razón por la que, en mis años de primaria, odiaba las clases de educaciòn fìsica. Vale agregar que esa materia, que la mayoría utiliza para jugar y subir puntos al promedio de las calificaciones, a mí me costó mis únicos 6.
Así que el viernes estaba con mis amigos en un lugar que creo carece de nombre. El dueño prometió apartarnos una mesa pero cuando llegué no había ni por dónde pasar, y encontré a mis amigos en unas sillas junto a los baños, SIN mesa. Más tardè el dueño se disculpó concedièndome una cerveza gratis. En cuanto a mis amigos: las conversaciones usuales en torno al sexo, la música, los hombres, las madres, el trabajo (que ninguno tenemos, por flojos), las aventuras, los planes, las borracheras, los amigos ausentes... De vez en cuando se asomaban a la tele al grito de "¡Gol!".
No podìa sentirme menos perturbado. No podìa estar menos interesado por el fútbol. De vez en cuando preguntaba:
--¿Cómo van?
Lo hacía, realmente, para molestar a una tipa odiosa. La verdadera diversión estaba en los baños, en el ir y venir de gente con la que nunca convivo. Me reí entre los arranques homosexuales--y alcoholizados--de chicos y chicas por igual, y de paso me abrieron de piernas (estaba a medio pasillo, así que tenían que pedirme permiso para avanzar) unas tres veces, cada una celebrada en voz alta. Ja ja ja. El resultado fue tan mediocre como puede esperarse: cero-cero. Para mí eso no es un empate. Es nada, es cero(un empate sería 1-1, o 2-2, no 0-0).
Después fuimos hacia Zona Rosa, aunque no logro recordar con exactitud el trayecto. Perdí la cuenta de las cervezas, aunque por los restos de mi billetera deduje que me había excedido. Quedaba aún para lo mejor de la noche, que resultó ser una malviajante decepción.
Para salir de la desesperación de pasillos oscuros y gente fea llamé a un antiguo acosador. Esperaba que me invitara a comer pero al encontrarme con él supe que había sido mala idea. Mis amigos acudieron a despedirse al concurrido restaurante, aunque para entonces yo ya estaba de malas y quería irme a mi casa, con mi mamá. Sí, reacción inusual, infantil.
Sufrí una súbita crisis existencial (¿o debería ser antiexistencial?), propia del alcohol o tal vez la tomé prestada de Tony Soprano, de la temporada dos de The Sopranos (estuve viendo los dvds toda la semana).
En el camino hacia mi casa me quedè dormido: desde el martes fui vìctima de desvelos maratònicos. Me quedé dormido, recargado en la ventana del metro, y para mi sorpresa resbalé y me pegué en la cara. En estos casos, lo que uno hace va de esta manera:
1. Cerciorarse de que nadie haya notado el ridículo
2. Revisarse la cara en busca de daños serios
3. Asegurarse de que nadie lo haya visto inspeccionándose, y
4. Volverse a dormir, fingiendo que no pasó a mayores y de que se conservó la tranquilidad
Lo primero que revisé fue mi nariz. Todo bien. Ahora, lunes, me doy cuenta de que fue un buen golpe, bajo la ceja, en la parte superior de la cuenca del ojo. Todavía me duele.
Pero no me importa. Estoy más preocupado por las elecciones y por si voy a ir a la Marcha del Orgullo--creo que es el sábado--y que ya tuve suficientes borracheras.

Thursday, June 15, 2006

UNA MAÑANA SOLEADA


Sobre la marcha intenté reponerme de las desveladas. No estoy acostumbrado a levantarme temprano, mucho menos a hacer fila bajo el frío, viendo como un perro callejero de un ojo azul blanco y el otro café mordía insistentemente la mano de una chica que tuvo la mala fortuna de pasar por ahí--fue un espectáculo histérico: siempre he temido a los perros, y ver como la mordía y saltaba sobre ella, más juguetonamente que con intención de lastimarla, acabó por arrancarme una carcajada con el rostro escondido tras mi folder azul--. Tamoco estoy acostumbrado a beber entre semana, y ahí estaba yo en la fila, hambriento, sediento, maltratado.
Es extraño como uno conoce todo tipo de gente en las filas. Incluso uno llega a recordarlas para siempre. Como aquela señora igualita a Angélica Aragón, que hacía todo or su hijo, o aquel pintoresco personaje femenino que leía Por qué los hombres se enamoran de las cabronas, montada en sus botas y abrigada en cuero, o la linda chica pecosa que recibía llamadas de su asustado hijo esquizofrénico--le calculé de cuatro a seis años-- tan bella que parecía sacada de un giallo setentero. También aquela machorra, que justo cuando era su turno descubrió que tenía que hacer un pago en el banco, o aquella ancianita que a traían casi cargado, apenas consciente de dónde estaba, pero dispuesta a viajar muy lejos or capricho de sus hijos.
Entregué mis papeles y no me quedó más que esperar a que estuviera lista la nueva pieza de mi "Colección de documentos oficiales". Me senté a sol y vi un hermoso árbol torcido, pastos regándose al ritmo de Waterloo de Abba. Después quise leer un poco más de "Historias extraordinarias" de Roald Dahl, un cuento sobre cómo se hizo escritor, pero estaba tan bueno que decidí guardar el libro en el morral y leerlo en casa con más calma.
Cuando el hambre era ya insoportable, crucé a calle y compré un pastelillo El Globo. Después recogí mi papel y emprendí el viaje de regreso a casa.
Así, tenemos esta foto, recién tomada esta mañana.
La otra es una foto de mi cuello. Ésa la tomé e miércoles, en mi exescuela, charlando con mis amigos sentados en unas escaleras. En cuanto a las desveladas, dudo reponerme esta semana: mañana quedé en verme con mis amigos, como cada viernes, pero aquello es otra historia muy larga.
Ya puedo seguir con mis otros planes:
1. Conocer a H.
2. Conseguir T.
3. Escribir (más adelante narraré mi primer episodio de bloqueo de escritor, y cómo lo superé escuchando música y valiéndome de una onírica historia monstruosa. De nuevo gracias, Roald Dahl).

Wednesday, June 07, 2006

MUÑECO

Siempre es nuestra madre quien nos llena de virtudes. O quien se empeña en destruirnos desde dentro, con constantes críticas y confusiones de identidad. Me dijo la mía, viendo las fotos del pasapoprte:
--Te ves todo de plástico: un muñeco.
--¿Una barbie?--pregunté, emocionado.
--No. Un G. I. Joe, o un Ken.
--Odio a Ken. Su peinado está fatal... Además su condición de accesorio me parece ofensiva. Me quedo con lo de G. I. Joe...
Me acordé de cuando Balki, de la Vida Surrealista 5ta temporada (serie que veíamos con atención sólo yo y otras 4 personas--y por cierto prefiero a Omarosa sobre Janice--) dice sobre Caprice:
--Toma una Barbie, quítale la vagina y todo vestigio de alma y te queda Caprice.
Así que eso soy yo: una barbie sin vagina.
Ja.
Ja.
Ja.

Monday, June 05, 2006

DIVA (EL LADRÓN DE LÁPICES)


Tengo una postura firme en cuanto a aquello de publicar fotos de mí en esta página. En primer lugar, or aquello de matar el misterio de "¿Quién diablos escribe estas palabras?" (aunque ciertamente no se trata de la persona de la fotografía, sino uno más de mis alteregos, acaso uno con la mirada retorcida y dedos largos e inquietos).

Fue un viernes de hace dos semanas. La última foto que se me ha tomado, para quien me siga la pista. Y la segunda razón por la que dudaba en poner fotos mías tiene que ver con mis subconciente paranoide: el temor de que algún fan enfermizo se de a la tarea de localizarme. Ambas razones coinciden en mi instinto ególatra y mis sueños de fama, pero lo hecho, hecho está. Y para los que no pueden tener suficiente de mí, una segunda toma...

La respuesta es:

--Sí, estaba haciendo caras.

Pero lo hice por petición del fotógrafo misterioso, cuya identidad no puedo revelar por cuestiones de seguridad y suspenso. Sería interesante que alguien averiguara la locación. Para la trivia: momentos antes degusté un agrio pastel de fresa (el cual no fue suficiente para bajar mi insolencia).

Aquella que ven es una cara de diecinueve años, prueba fehaciente de que sigo rondando las calles y los días soleados y las noches frescas y que cuando nadie me ve ando en pijama viendo la tele. Un saludo a todos mis lectores.

Thursday, June 01, 2006

THE FEAR OF THINGS TO COME

El título es un montón de palabras que se escucha bien en inglés. Así de frívolo, superficial y hasta malinchista pero la fuerza fonética está cargada de gran significado para mí: El miedo a las cosas que vendrán. El pasado mayo fue un ciclo de incertidumbres, frustraciones, enojo y, debajo de todo, el ente motriz: miedo.
Me he ajustado a las circunstancias, he vencido a mi demonio (aunque sé que en el futuro vendrán más batallas, acaso más encarnizadas) y de pie miro el horizonte. Una imagen romántica para descubrir que me cansé de ser una señora fodonga, de dejar las luces encendidas toda la noche por temor a alucinar a cierta chica descuartizada y cansado, sobre todo, de drogarme con televisión en vez de hacer lo que siempre debí haber hecho, que es no sólo escribir, sino crear y encontrar paz y belleza en esta telaraña filosa llamada realidad.
Creí que estaba a punto de darme por vencido. Que nada valía la pena y que cedería a mis impulsos violentos e ideas inadaptables e insoportables. Y entonces sucedió el punto de ruptura. Siempre he creído que para atreverse a cambiar es porque hay que tocar fondo. Al menos así siempre ha sido en mi vida. Toqué fondo, vi y vencí.
Puedo sonreír y decir que lo logré, que sobreviví a mi propia tormenta. Y aunque el miedo no se va de la noche a la mañana con la velocidad de un interruptor, he aprendido que estar a oscuras no es la muerte. Sé que en lo cotidiano convivimos con la muerte, la desgracia y que la línea es delgada y frágil como hilo, inexplicable, en cualquier momento uno pasa de vivo a muerto, de víctima a victimario. Me niego a vivir en la pesadilla de mis propias ideas. Tienen que salir con forma propia, no en actos de desquite.
Ayer escribí un cuento, el paso necesario para deshacerme de todo pesimismo. Se trata de Fiesta en la antesala del infierno, una vivencia tergiversada a manera de post en mi otro blog. Así que reuní todo mi miedo, toda mi pesadumbre, toda mi podredumbre y perversión y escribí una versión definitiva del cuento. Escribir, contar historias, me ha resultado remedio infalible. Como el otro día, domingo, que escribí la historia de un tipo que se topa con una pinza metálica y se arranca los dientes en un desquiciamiento narcisita. Mejor escribirlo que hacerlo, jajaja.
Empieza verano y no me lamento del todo haber desperdiciado tanto tiempo. Prometí que haría rendir cada semana, que cada día cumpliría con una nueva enseñanza. Pero caí en la tentación de dejarme ser, de alienarme. Repito: no lo lamento. Todos necesitamos desconectarnos del mundo de vez en cuanto.
Pero ya es hora de anunciarlo:
HE VUELTO