Thursday, January 10, 2008

2008

Empieza el año. Quedan atrás lo recuerdos, algunos fabulosos, otros tenebrosos . Lo más importante no es recordar, sino tener en mente que las cosas que hacemos en el presente habrán de ser recordadas.
Así que uno está lleno de optimismo, pensando en nuevos planes y propósitos. Yo ya casi tengo los míos, sólo falta pasarlos en limpio en mi nuevo diario: un cuaderno rojo que para conseguirlo tuve que dar muchas vueltas por las calles del centro (fui a dar a una tienda de pelucas atendida por una marica vieja, en donde compré unos colmillos de vampiro, pues sólo los venden en temporada de octubre, así que me emocioné; la tienda estaba toda llena de jaulas de pájaros y tenía un olor que te transportaba a la década de los setenta... también pasé por una peluquería antiquísima, sillas rojas de cuero y toda la cosa, entre otros callejones y multitudes que señalan que en verdad somos del tercer mjundo) y, en el camino de vuelta a casa, abracé como un trofeo.
Y en verdad eso es, un trofeo. Porque no es simplemente un cuaderno donde uno anota vivencias, es la vida misma, son las hojas en blanco que se llenarán de aventuras, un testimonio subjetivo de las decisiones que tomamos y habrán de guiar nuestro rumbo.
Por eso empezamos el año con optimismo (que la verdad me da escalofríos teclear 200OCHO... ya casi nos devoramos la década).
La cuenta sigue...