Thursday, August 26, 2010

¡POR DIOS QUE ASÍ FUE!

Algunas cosas que aprendí de La Poquianchis:

"-Padre mío, recibe mi alma. No fui buena, la verdad. Fui muy puta. Putísima. Me diste licencia y traté de ser justa. Te ofendí mucho pero perdóname, ¿sí? ... Ya que me voy de este mundo, mejor te doy cuentas a ti y no a esa bola de desgraciados."

"Cuando se quiere se quiere, y cuando se olvida se olvida."

"Que a una puta le hablen de la esposa y los hijos es como si le aventaran el pastel en la cara."

"Hay que pecar, pero sin ofender al señor."

"Pos qué caray, cabrona fui, pero cobarde, nunca."

Toda una sarta de lecciones de vida, supongo. Así que: Sí, me enamoré, y esperé su llamada como jota de secundaria, suspirando, y luego me emborraché y seguí cantando junto a la rockola. Bailé con las damas alegres y canté con mi banda de rock. Me salió un fuego, me llegó un citatorio, casi me deschonga una vecina, me hice mi prueba de Elisa y salí negativo, toqué puertas, entrevistas de trabajo, clases de alemán, me gustas tú y también tú.

Tuve pesadillas con Julio César. Veintitrés puñaladas y una sarta de conspiradores. Courtney Love dopada regalando su anillo de compromiso. Qué bien se siente hablar de amor cuando estás crudo: te duele la cabeza y en la panza se siente como si un nene pataleara. El piso inestable, y eso porque andamos en las trajineras, meciéndonos en las aguas verdes del lago de Xochimilco, cantando con mariachis, tomando tequila, cerveza y ron, masticando chicle al calor del sol, viendo arañas volar, patos sumergirse, cocodrilos imaginarios asomar la cabeza, vigilantes.

Correr de vagón en vagón. Esperar bajo la sombra de los árboles. Las nubes café y negro que se precipitan. Siento como si me hubiera caído de una bicicleta y todavía no supiera qué demonios pasó. Fue un verano tormentoso. ¿Valió la pena tanto fuego?

Ya no recuerdo qué fue antes y qué fue después. Soñé que la niña llamaba y esa tarde llamó, pero del paracaidista de la Fuerza Aérea sólo me quedó la identificación que me regaló. Luego hay que prepararse para el estudio de grabación, y si algo me queda en las manos de lo que estoy realmente enamorado son las letras que canto.

--Gabriel o Cleopatra, así se van a llamar nuestros hijos.

Con la costra caída del herpes puedo volver a sentirme zorra, la más zorra. Mi vida está plagada de prostitutas con sierras mecánicas y mineros psicópatas dispuestos a sacarte el corazón con un pico en el pecho. El amor duele, pero más duele no tener sueños, o quedarse sin amigos para cotorrear.

¡Por Dios que así fue!

Friday, August 20, 2010

FFFFFUEGO

¡Me cancelaron el concierto! Generalmente me pongo furioso ante este tipo de noticas, pero entiendo que ha estado lloviendo bastante fuerte esa semana--aprendí mí lección: procuro llevar paraguas a todas partes--y, por otra parte, el martes en la tarde me salió un fuego tremendo en el labio.
Realmente no puedo explicármelo. Tal vez fue por el sol o algo así, nada de besos, eh, que esos los día hace ya varias semanas, así que no va por ahí. Iba caminando por el centro cuando de pronto sentí esa familiar picazón. Sólo me había pasado una vez en la vida pero es un ardor muy característico. Y luego, la vergüenza. Es como le decía a R:
--Traer un fuego me hace sentir como prostituta de la Segunda Guerra Mundial.
Pero en fin, a la gran mayoría de la población le pasa, así que no debo sentirme como prosti insalubre.
En fin... el cicloferón ha ayudado bastante.
Si me pusiera a evaluar estos últimos días, he de confesar que aún me siento confundido, incluso agobiado. Pasan cosas buenas y otras simplemente se quedan sin respuesta. Han sido emociones demasiado fuertes y las noches han estado plagadas--¡infestadas!--de sueños vívidos, pesadillas, fantasías, que se mezclan hasta tal punto con lo ordinario que ya no sé qué es real y qué fue sueño.
Si aglo puedo decir en mi favor es que ahora me siento más comprometido con cada cosa que hago, a diferencia de antes, que sólo me sentía como espectador foráneo de una película trágica e inevitable.
¡Ah! También decidí empezar a compar la revista Chamuco. Antes aprovechaba un rato libre para echármela de pie a toda velocidad en algún Sanborns, soltando la risilla ocasional, pero al fin comprendí que esa no es manera de disfrutar el humor--ni el sexo, que aunque el rapidín se agradece, es mucho mejor degustarlo con calma--y en mi pequeña hemeroteca ya no estarán tan solitas las Proceso, Mad, boletines del club de fans de Blondie y algunas Fangoria de finales de los ochenta.

Friday, August 06, 2010

In stiller Nacht

¿Alguien recuerda cuando esto era un blog en el que se contaban los días sin tapujos? No sé si reírme o apenarme ante tal afán divulgador. Supongo que mi vida ha cambiado drásticamente, y si antes me parecía importante escribir si había salido con alguien, si me había emborrachado o si había ido a parar a los lugares más sórdidos de esta ciudad, ahora le doy más importancia a ver las cosas desde adentro, esto es, no ver la realidad como si se tratara de una historia de ficción que le sucede a alguien más--vaya, que para eso estoy escribiendo una novela--y si he de seguir escribiendo en esta página es por cariño a mis lectores--los que aún quedan y me escriben a mi correo con sumo cariño--con la esperanza de que alguien se identifique con estas vivencias. Siempre es reconfortante descubrir que uno no es el único que se siente al borde de la locura.
En fin. ¿Qué tanta entereza narrativa se puede tener a las seis de la mañana, luego de una madrugada de ordenar archivos, no sólo de la computadora, sino en su mayoría de índole cerebral? Sí, hay una larga lista de cosas a las que tenerle miedo, pero la mejor y única alternativa es la información.
Han sido semanas bastante reflexivas, de arduo ejercicio físico y mental. A veces siento que es demasiado, y las horas de sueño me recompensan con las visiones más febriles: delfines que me saludan desde un río de agua dulce, la proyección en blanco y negro de la primera película pornográfica de terror Tailandesa (con todo y los síntomas más inequívocos de la Guerra Fría), sueños eróticos con un amigo que encuentro más bien repulsivo (entre esa masa de pelos y carne fofa, caries y pestilencia en cine porno/disco sobre ruedas), un brazo lleno de heridas por adicción a la heroína (con todos esos hoyuelos que parpadean, se abren y cierran como bocas sedientas, heridas que nunca curan). Tal vez, sin darme cuenta, pataleo como esos perros alborotados que duermen sobre el asfalto.
--Los fantasmas existen.
--Estás falto de afecto.
--¿Y tú qué has hecho por los demás?
--¿Alguno de los que conoces tiene el mismo pasado tan difícil que tú tienes?--por Dios, ¡yo sólo quiero ser normal!
--Te hiciste una promesa, me gustaría saber como te va con eso.
--¿Qué es lo que te impide ver el resto del cuadro?
--¿Aquello sobrepasó tus expectativas?
--¿Por qué has querido cargar con ese fantasma?
--Sólo te he visto cuatro veces y mira todo lo que has conseguido.
--Ahora me parece que estás estancado.
--Te diste cuenta de que los equipos no son eternos.
--Me queda claro que te deseas la muerte.
--Estás molesto también, no sólo dolido. ¿De dónde sale toda esa rabia?
--Todo aquello que pasó--mirada angustiada--, ¿tiene algo que ver con las actividades a las que se dedicaba?
--Y no sólo la muerte, sino la peor de las torturas y sufrimientos.
--Me da la impresión de que soplaste todas esas nubes.
--¿Quieres saber por qué no trabajas?
--Si tuviera una voz, ¿qué te diría?
--Tu miedo es social.
--Eres vanidoso.
--Tú no eres él.
--¿Por qué decidiste detenerte?
--¿A qué te refieres con "no sé"?
--¿Cómo le haces para arrancarte el corazón tan fácilmente?
--¿Qué diferencia hay ahora? Ya cambiaste, ni modo.
¡Ya basta! Son demasiadas preguntas. A veces siento que sangro. Lo único que quiero es volver a ese rinconcito bajo las escalera de mi casa y ponerme a llorar un ratito. Y luego que salen las lágrimas, ¡a seguir corriendo!