Thursday, April 30, 2009

CUMPLEAÑOS FELIZ

A punto de cumplir 22 este Día Del Niño.
En 3...
2...
1...
¡22!!!!!!!
:)

Friday, April 10, 2009

GUANAJUATO

De visita en Guanajuato... Mmmm... ¿què màs? He caminado todo el dìa y acabo de comer, así que estoy demasiado satisfecho como para ponerme a escribir (fue idea de Ricardo eso de conectarse).
La ciudad bellçisima, parece una maqueta. Fotos por centenares: cada esquina es una obra maestra. Cada callejón, puente, cantina, túnel, y por supuesto las momias, atracción estrella del día--la fila de dos horas lo corrobora--.
También están los viajes en camión, las haciendas y las minas. Las limonadas estupendas y el hostal que encontramos a última hora, vagando por las calles solitarias a eso de las cinco de la mañana, luego de haber tomado una cerveza en laprimera taquería que encontramos abierta.
Todo es tan diferente aquí... La gente bien amable, muy atenta. La ciudad tan bonita que uno se aprende los caminos fácilmente.
Planes para mañana: el callejón del beso, monumento al Pípila, Museo del Quijote, Casa de Diego Rivera, el Café del Santo, las enchiladas mineras, je. Debo comprar souvenirs. De momento encontré una máscara para mi mamá, pero eso es sorpresa.
:)

Wednesday, April 08, 2009

CARTA A NAOMI

Apenas salir del Burger King pude ver, desde la ventana, una palabra que llamó mi atención: CATACUMBAS. Me entregué al impulso de salir a la calle aledaña y solitaria, entre papelerías y cantinas y table dances. Saqué el celular para tomar algunas fotos, desconfiando de todos los transeúntes, en su mayoría señores empujando carristos y segñoras gordas con niños uniformados de la mano.
Ahí quedó, mi catacumba. ¿Estaba abandonado? No lo recuerdo. Junto a mí había un terreno baldío, en ruinas, y alguien sacaba chispas, algún obrero que ayudaba a remodelar. Aquello fue un jueves, el día que escribí la carta.
Brinquemos en le tiempo unas dos semanas más adelante, o sea, ayer, martes, que salía de mis clases de canto ya con la clara intención de enviar la carta. La vez anterior ocurrió que no había anotado la dirección, y el sobre que había conseguido parecía demasiado frágil, como de papel arroz, de esos que uno usa para líar churros, ja.
Supongo que el pretexto de todo esto era tomar algunas fotos. Siempre me ha gustado Bellas Artes, me fascina cruzar, por ahí. Caminar con la Alameda, sin importar los efluvios pútridos de las fuentes de agua, la mierda de caballo, los indigentes. ¿De qué me puedo quejar si yo contribuyo en directo y en especie? Apenas el sábado dejé de regalo dos vomitadas junto a una banquita, la cual no estuve seguro de ubicar. Cerca del Hemiciclo, eso sí, pero más pegado a Bellas Artes. Ni rastro de mi material genético la última vez que pasé, lo que apunta a que llovió o los de sanidad hacen muy bien su trabajo, joder.

Recuerdo cuando los blogs eran puro letras. Uno se la pasaba escribe que escribe, y el lector casual imaginaba los rostros del autor. ¿Será guapo? ¿Será feo? ¿Sus amigos... me acostaría con ellos/ellas? Y de pronto las herramientas para postear fotos, y lo mío ya parece más un fotolog que el diario confesional y prevado que era antes
Narrado en tono morboso y picarón, la extinta página llevaba como título Mi Vida Privada, y era eso, los quejidos llorosos de un adolescente que se enamoraba cada semana, se sorprendía con cada lugar que pisaba y cambiaba de parecer con la misma frecuencia que posteaba (y, en retrospectiva, mis ratos de ocio han sido permanentes, sólo que ahora los ocupo en detalles más bien personales).

También perdura cierto encanto en esta región citadina y turistera. Se convirtió, rápidamente, en el centro de reunión con mi novio, soldado anónimo--y cuya locación tengo expresamente prohibido revelar--y entregado. Me esperaba ahí, a un costado de Bellas Artes, frente al teatro Hidalgo, mientras yo corría entre túneles y risas desencajadas esperando alcanzarlo, ante el temor de que se desesperara y se fuera de pinta (¿y qué le quedaba al pobre, regresarse a su cuartel?).
Desde que resido en el Estado de México la puntualidad no es uno de mis puntos fuertes, si bien procuro anticiparme a los tráficos y las largas distancias, los atorones del metro y los empujones. Realmente me siento en una jungla al sortear multitudes, encontrar atajos, escabullirme, empujar, pegar, robar. A eso le llamo ciudad, ¿no? ¿Ceder lugar? Lo siento, vengo de lejos y llevo prisa. En fin, que el novio me llama, siempre haciéndose el incógnito:
--Camina hacia la derecha.
--Ya, ya caminé. ¿Ahora que hago?
--Ya te vi. Quédate quieto, detrás de la fuente. No hagas ningún movimiento en falso porque te sigo de cerca.
--Está bien. ¿Qué llevas puesto?
Y aparecía detrás de mí, con una gorra o tremendos lentos de sol, hasta que nos apostábamos en
alguna cantinucha. Entonces poníamos alguna canción en la rocola y empezaban las dedicatorias y los besos, las aventuras en la sierra, los machetazos y balazos, la marihuana, las botas negras, llamadas al celular, mensajes cifrados y mi hostigamiento fotográfico.
Y volviendo a la carta...
Entonces llegupe a ese edificio, la Oficina Postal. La primera vez que lo vi--amemos las divergencias, por favor, que un relato recto y sin desvíos no es más que mera anécdota--fue desde la Torre SEars. Estaba en mis días de proletariado, disfrutando de un pastel cortesía de un viejo amante.
Teníamos años sin reunirnos, entre los que estuvo amenazado de muerte y consiguió un trabajo en Chapultepec. Yo, en cambio, conocí a Mauro y me uní a una red clandestina de esclavitud. Me había concedido un pequeño escape, en el que pensé revivir la chispa del viejo amor, pero no estaba ahí: un panzón, acabado, aquejado por bacterias y enfermedades exóticas, víctima de la lujuria, la soledad y la incomprensión.

Al asomarme por la terraza, eludiendo su conversación, me percaté de cuán hermoso lucía todo, entre nubes de ensuéño (smog, no nos hagamos) y la delicadeza del edificio postal. Tomé algunas fotos panorámicas, que ya aparecieron en esta página.
Éste es mi nuevo recinto. Bueno, nuevo no. Hará tres años que lo estrené, o casi cuatro. Me parece innecesario estar cambie y cambie de blog. Hay gente que lo hace, y a veces uno se siente protagonista de una especie de reality show en el que hay que hacer propaganda a la nueva temporada.
Pero aquí estoy bien, auqnue consciente de que uno se hace de un nutrido grupo de lectores con la constancia del reporteo, no escribiendo notas al azar, y siempre hablando de temas de cultura popular como lo son: Guanajuato gay, el hijo de Chucky, Deborah Harry, travestismo en México... Tan sólo con estos cuatro tópicos, que ni acaso vienen con el relato, algún incauto vendrá a dar por estos lares y toparse con la fotografía de la mano de su servidor, escribiendo la dirección de una querido lectora con la que he ido perdiendo contacto. Pero una amiga verdadera, al fin y al cabo.
Me deleita subrayar que es una mano izquierda, zurda, justa. ¿Endiablada, acaso? No, no lo creo.
Siempre es emocionante conocer a otras personas zurdas. Mis familiares y amigos opinan lo mismo. Mi hermana me lo ha dicho:
--¡Y es zurda, como tu, hermano!
O Luis:
--Zurda como tú, amigocha.
Y en fin, lo mismo pasa cuando te topas con fans del cine de horror (¿Ya viste tal o cual de 1962, 1984, 1996?) y algunos otros, menos numerosos, fanáticos de Blondie (A ver... ¿tu canción favorita del Eat To The Beat es...).
Como uno no deja de confiar en Correos de México, pregunté si había alguna manera de asegurarme de que la carta llegara a su destinatario--eso, aclaro, edespués de escribir la dirección, hahaha, tremendo idiota que soy--y terminaron por venderme una estampilla con número de guía, que a cinco pesos me pareció una ganga.
La carta, se estima, llegará en una semana. ¿Mi amiga vivirá en la misma dirección? Yo creo que sí, y si no pues tendré que mandar la carta nuevamente, en cuanto la recupere.




Luego de echar la carta al buzón--en realidad lo hizo la señora de los postales, porque ni eso sé hacer... el msn, más que el e-mail, nos ha inutilizado, si bien el ya clásico comadreo teléfonico de horas y horas está lejos de pasar de moda--caminé al metro, hacia el trabajo de mi amigo Ricardo.
Me sentía extrañamente cansado, probable consecuencia de la borrachera del sábado, aunque ya era martes, y me dolían las piernas. Apenas hoy empiezo a sentirme bien, aunque acalorado, lo cual remedio con paletas de hielo de kiwi y de piña colada, mi nueva adicción (mención honorífica a la marca Solero, y también a las Chemisse. Para chuparse los dedos).

El chavo tardó horas en salir, y había un sillón en el pasillo entre los dos pisos. Tomé mi iPod, puse This Must Be The Place (Naive Melody) del Speaking In Tongues de los Talking Heads y me quedé dormido.

Sufrí un ataque de vergüenza cuando uno de los compañeros de mi amigo bajó a abrir la puerta y entraron los demás compañeros. Apenas me dio tiempo de desacostarme pero seguí durmiéndome y otdos ya se habían dado cuenta. En el camino Ricardo me contó:--Mi compañero me preguntó: ¿Viene a verte un chavo para entrevista? Es que ya se quedó dormido.
--Qué pena.


--Sí, yo también me caí de vergüenza.--¿Y qué le dijiste?
--Le dije: No, no es mi amigo. Es un chavo que viene a pedirme dinero--coterreó, y nos reímos.
Llegamos a la terminal de autobús y compramos nuestros boletos. En la sesión casi me ataca un maldito rottweiler cuando me aproximé a un cajero de manera estúpida.
Y Guanajuato, allá vamos. Quién sabe qué veremos o sentiremos, si será largo el viaje, breve, inolvidable. Claro que voy por mis amigas las momias, pero también me empecé a enamoras de las calles y callejones, las cafeterías, el hecho mismo de desplazarse de una ciudad a otra, salir de un mismo ambiente, entrar a otro ecosistema o como demonios pueda llamársele.
Sólo sé que me quiero mover. Estuve checando varios lugares en internet y realmente estaremos muy ocupados. Se me hace muy poco el tiempo de visita. Contento y emocionado. Ahora debo bañarme y preparar la maleta.
Viajeros de la media noche.

El chavo y sus compinches salían de trabajar. Yo empezaba a desperezarme, con los ojos aún legañosos luego de la siesta prolongada. Lo primero que se me ocurrió fue sacar la cámara y capturarlos. Momentos antes había pasado un camión de carga, y me pareció misteriosamente poético.

Wednesday, April 01, 2009

ABRIL

¿Qué sabor tendré hoy? Coco, piña, limón... una paleta de hielo se derrite en mi lengua mientras veo una película en la televisión. Días calurosos que me producen jaqueca, un mareo constante y hemorragias nasales.
Oficialmente estoy de vacaciones, entre clases de libros y canciones. Se preparan las fiestas de Pascua, Semana Santa, Día del Niño, viajes exprés, entregar papeles, solicitudes, audiciones, modelaje, desfile zombie, cervezas, sonrisas, promesas.
Uno que se va a Chihuahua, otro que no contesta, uno desmemoriado y otro algo impaciente. Uno cuyos besos me provocan náusea, y otro que sonríe desde lejos pero nunca nos acercamos (tengo la sospecha de que ya lo he visto antes).
Esta página está tan abandonada... no hay mucho que decir, no por ahora. Me siento un poco cansado, con sueño, aburrido: detesto el calor. Me provoca querer quitarme la ropa y andar en pelotas y húmedo por el mundo. Una ducha fría o una alberca inflable en el jardín trasero. Lo que sea que me quite esta sensación de boca seca.
Necesito algo de acción.
;-)