Sunday, September 19, 2010

"INSTEAD OF MAKING CONVERSATION DARLING HOLD ME TIGHT"

¿Qué más puedo decir, luego de este mal de amores? Tal parece que después de tanta diversión me queda sólo la melancolía, la sentencia de que cada momento es irrepetible: jamás habrás otro bicentenario, jamás estallarán los mismos cohetes, el mismo desfile, el mismo sol de mediodía, las mismas familias dando codazos y compartiendo risas.
Para ellos es Navidad: decoran, cuelgan sus luces sobre los árboles, dibujan cascos y bcuelgan banderas. Las calles son vigiladas por estampas de viejos héroes, olvidados, transformados, exprimidos ya de todo sentido. En cambio, para mí es un juramento, una promesa.
Una prueba de amor, la más noble y desinteresada muestra de entrega, devoción. Ahí bajo el sol de mediodía, tambaleándome entre el sueño, la cruda y la embriaguez. Para ellos es un honor, para mí es realidad, una nueva realidad.
Recuerdo esa canción, porque yo mismo la escribí, en un cuarto de hotel en Mazatlán mientras ideaba planes para escabullirme aún más al norte:
"¿Qué voy a hacer
ahora que te vas? (No sé)

¿Con quién compartiré
estos brazos, esta pierna fría?"

Claro, la letra es diferente, pero sirve para esta ocasión. De foto en foto, saludo en saludo. La rigidez del chaleco antibalas, la pesadez de la escopeta y las metralletas, el vivo color verde de vida y hormonas alteradas. Mío, sólo mío, en aquel reencuentro salta del convoy y corre a abrazarme.
Pero lo dejé ir y ahora me arrepiento. Su abrazo fuerte, su risa audaz, sus palabras que yo retorcía y me enredaba en ellas después. Sargento López, se llamaba.
Me quedo con el concierto de Los Tigres del Norte. Tocan re bien esos batos. Con todo y su intenteligible acento norteño a la hora de presentarse, me hicieron sentir como un auténtico novato. Me quedo con los cohetes y sus luces verde blanco y rojo a punto de colapsar un edificio en construcción--¿Cloverfield? ¿Llegaron los zetas? ¿Ataque narcoterrorista?--. Me quedo con las calles llenas de humo, con su olor a pólvora, causando comezón en los brazos y en toda la piel descubierta. Me quedo con el baile, con los policías entre las sombras y haciendo la plática afuera de los baños portátiles.
Me quedo con los antros de amberes y su mpusica fuera de lugar. Me quedo con el viaje en metro a horas inusitadas, con los militares parados afuera del oxxo y su vestimenta verde de pies a cabeza. Me quedo con mi amante charro, con su bigote de Morelia y su baile sacado de algún show travesti. Me quedo con Garibaldi, cuna de reencuentros, de halagos a lo "qué guapo te pusiste desde la prepa". ¿Por qué será que siempre acabo encuerado, con alguna mujer insistente, con algún amigo teporocho robando canciones a los vecinos? ¿Dónde quedó el 14, y los viejos mitos de barrio? ¿A dónde se fueron las cantinas con sus verdaderos chacales?
Me quedo con Bellas Artes, y los animales de parranda esperando a que abran el metro. Me quedo con la Pagoda que nunca cierra, su club sandwich y las papas fritas, los hombres de verde que entran al baño. Me quedo con el sargento, porque lo respetan sus cabos y sus soldados, y porque me deja subirme al convoy y sentarme en sus piernas (Me quedó también con aquel otro, que prometió 30 años de cárcel y que me iba a encontrar pase lo que pase.)
Pero hoy no. Hoy me siento chiveado y arrepentido. Quemado por el sol, quemado por las expetactivas, angustiado por el destino, saboreado por la vida, exprimido de energías porque ya nada volverá a ser igual, porque hubo un tal Bicentenario y yo estuve ahpi, pero ya no volvera.
Ya no volveremos.
Ni tú ni yo, sargento López. Ni tú ni yo cabo, soldado, chuto, pm heroico ganfe y transmisor. Sí, qué mal que abuchearon a la escuadra gringa, que vinieron de tan lejos para darnos el gusto de verlos desfilar, pero no es de a gratis que un país se gane el repudio popular.
En fin, que ya les lloré a todos porque no son todos míos. Celeste me dijo que a todos nos pasa, eso de arrepentirse de dejar pasar. Al final llega otro día, otra promesa, otro convoy, ahora de marinos y de fuerza aérea, y hay que llegar al estudio a grabar, a checar el teclado y la guitarra, imaginarse en la cabina con el micrófono adelante, ¿y de dónde carajos voy a sacar fuerzas si sólo puedo pensar en él?
:)

Wednesday, September 15, 2010

IN-DE-PEN-DEN-CIA

Así que es quince y por primera vez iré al Zócalo capitalino a ver qué tal se pone el relajo. Digo, es sólo una vez en la vida, ¿cierto? A comer pozole, chiles en nogada, tomar tequila, cerveza, abrazos familiares, olvidarme de noticias, escuela e inadaptados sociales.
Por otra parte, seguimos en estudio, la banda y yo. El próximo fin de semana se graban teclados y voces. Ha sido una experiencia bastante agradable y enriquecedora, pero el tiempo se acaba: me esperan afuera en el carro para ir a la reunión familiar.
blablablablablahhhhhh