Thursday, October 12, 2006

TODOS LOS JUEVES DEL MUNDO

Un último arrebato de romanticismo cursi. Para no perder la cuenta de los días, las horas, los segundos, fue un jueves cuando conocí a Mauro. El jueves 28 de septiebre.
O sea, hace dos semanas, como a las 8:30 de la mañana, hora de México. Tres y media de la tarde, en Roma.
Me hubiera gustado quedarme con él para siempre. Pero, como explicaré más adelante, la eternidad puede durar un abrazo de treinta minutos.

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