ESCULTURAS MUTANTES

Siempre es emocionante montar una película casera: diseñar los personajes, pintar los escenarios, comprar el material necesario...

Todo empieza con una idea a color o en blanco y negro, y después un listado de escenas (al que no me atrevo a llamar guión, pues carezco del cnocimiento técnico necesario) que culmina en el montaje como tal, que consiste en traducir ideas en una realidad ficticia que tendrá significado no sólo para mí, sino para un espectador supuesto.

Por supuesto, el rodaje está lleno de imprevistos: (ahora sólo he trabajado en animaciones con Play Doh, jaja) que si tal personaje se seca y empieza a cuartearse, quie si olvidé mover a fulano, que se interrumpió la movilidad de la secuencia, aquí hubo un mal corte y etcétera.

Lo mejor: es tan, tan divertido que sé que podría dedicar mi vida a ello y jamás lamentarlo.

Por cierto que el corto del momento se llama Esculturas Mutantes, y habla de temas de amor y sexo al ritmo de una canción de Patti Smith, con todo y un muro grafiteado y monstruos de plastilina. En serio que no me canso.